RINCON DE LOS RECUERDOS.
Su rincón de
los recuerdos, está sobre un bureau de
persiana abatible , tabla extraíble y
cajones … No sabía bien si es bureau o secretaire por
aquello de los cajones que guardan secretos…
De izquierda
a derecha se pueden ver una japonesa de porcelana con abanico en una mano ,escondiéndolo tras su espalda. Tiene una expresión de aceptada sumisión y mirada,aunque feliz, bajada. Delante
de la figurita un espejito redondo con
mango, de alpaca repujada, en el reverso la
bucólica imagen de dos amantes: Ella en un columpio, él empujándola.
También
hay dos polveras, metálicas : Una más, grande,
con tapa turquesa y oro con florecillas labradas (a veces la había usado cono
sello para lacrar cartas y por eso
tenía restos de cera roja ) otra
pequeñísima , hexagonal , con
la siluheta de una bailarina con falda corta de vuelo. Esta última tiene dentro espejo y borla para los polvos
.Ambas habían pertenecido a su madre.
Después se puede ver una botellita de agua de vidrio
celeste, que le regaló David.Bueno
David la invitó, ella pidió agua.
Cuando le
dijo que le gustaba la botella y preguntó a la camarera si podía llevarse , David
inquirió si quería otra para hacer
pareja, pero le dijo que no.
Tanta
simetría no era buena.
Delante de la botella, un perfumero con libélulas en el tapón y un lateral, comprado en el museo de Art Nouveau , Art Déco de Salamanca. Qué gozada de museo , se sintió como en casa allí…Si era cierto, era tremendamente decimononica.
Centrada
sobre el escritorio, una regadera de latón decorada con listas rosas y blancas,en tonos pastel y
ramo de flores; delante una
cajita de música, diminuta, modernista alegórica a un cuadro
de Kandinsky -contrasting sounds- ( a ella le recordaba a Miró) y con la melodía “Arrabesque” de De Bussy. Era
el último regalo de un antiguo amante que no se había preocupado en saber de
quién era la música .La música , paradójicamente, a aquel amante parecía interesarle poco…
Tal vez estuviera saturado o simplemente no entraba dentro de sus sensibilidades. Esta cajita centrada y bien centrada delante de la regadera le recordaba que no debía perder el norte y transformarse en ídem por su hechizo.
No valía la pena , ya había tenido bastante.
Tal vez estuviera saturado o simplemente no entraba dentro de sus sensibilidades. Esta cajita centrada y bien centrada delante de la regadera le recordaba que no debía perder el norte y transformarse en ídem por su hechizo.
No valía la pena , ya había tenido bastante.
Después un
poco hacia atrás un violetero que no cobija
violetas sino dos ramitas de muguet. El oloroso y frágil muguet que se regala
en Francia para el primero de Mayo y
trae suerte. El raro muguet que se buscaba ,
infructuosamente por lo demás, en los sotobosques de su infancia.
Delante del
violetero, un maravilloso perfumero con zócalo de plata labrada. Sin duda el regalo
perfecto de alguien que la conocía bien y la estimaba , sin
pretender amoldarla a sus gustos, sino profundamente en lo más hondo de ella
misma y tal como era : Cuando ella preguntó:
”-¿Y el
perfume? Este le contestó desde el fondo de sus hermosos ojos azabache :
-El Aroma siempre lo puso usted Dona …siempre."
Y en último rincón,
a la derecha , cerca de la
ventana y la luz, en un
marco pequeño de cerámica blanca, que
es un búho, la foto,del
inconfundiblemente feliz ,hombre de su vida.
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