Vistas de página en total

lunes, 28 de noviembre de 2011

LA SOSPECHA

LA SOSPECHA


Al llegar al rellano recapituló mentalmente a ver  si lo llevaba todo.
Cayó en la cuenta de que se dejaba la tarjeta de crédito, la tarjeta sanitaria y el carné de conducir en el pantalón que se había puesto ayer. Los tres documentos eran importantes.
Dejó la maleta y la bolsa de la basura en el suelo de la entrada y subió rápidamente al piso. Metió la llave en la  cerradura, descorrió las dos vueltas y abrió. Vio   , o mejor dicho percibió como una sombra fugaz reflejada en el espejo del pasillo salía corriendo en dirección a su habitación .Pamplinas pensó. Entró   .
 ¡Qué frío! ¿Cómo  era posible que en tan breve espacio de tiempo de ti se hubiera enfriado el apartamento? Había puesto un rato la calefacción mientras desayunaba y se arreglaba, pero  ahora hacia un frio gélido.
Se fue directa al cuarto de baño donde había dejado el pantalón en el canasto de la ropa sucia .Sacó la funda de plástico con las tres tarjetas del bolsillo y las metió en el bolso que llevaba colgado del hombro.
Se volvió y vio ¡Oh horror!, su frasco de perfume  abierto sobre la encimera del lavabo. No era propio de ella dejarse los botes abiertos, ninguno y menos los de perfume .Había sido su caballo de batalla mientras convivía con su pareja ,no dejar los botes abiertos ,si se caen se desperdician ,y los perfumes y las colonias se evaporan ,además los perfumes llevan ingredientes que se degradan en contacto con el aire. Bueno pudiera ser que por una vez se hubiera olvidado, pero estaba casi segura de que no.
Volvió al pasillo , cerró de nuevo la perta de entrada con las  dos vueltas de llave y se fue .Recogió la maleta del rellano.   
Miró en el buzón .Tenia carta .Una invitación del grupo Hepta de parapsicología a unas conferencias en Madrid en enero.
¡Quien pudiera pensó! Bueno tal vez lo intentaría. Hacía tiempo que sabía que sabía que  era lo que en parapsicología se llama una “sensitiva” ( y se había llevado algún que otro susto por su incontrolable telepatía y  telequinesia) pero por ahora había declinado profundizar en ese campo ,pese a las  reiteradas ofertas de trabajos que le pedían. Prefería  mantenerse del lado de la realidad y  de los vivos, a los que temía más que a ningún muerto.
Solo muy puntualmente había entregado algún que otro mensaje del más allá a alguien de aquí   , pero dudaba mucho que el interesado se hubiera enterado. Lo sentía no podía ser más explícita, solo era la intermediaria…

Subió al coche y arrancó. Fue conduciendo mecánicamente hacia la costa .Radio clásica amenizaba la aburrida autovía, fue pensando en la sombra del espejo de esa mañana  , en el perfume abierto y recordó cuantas cosas raras le pasaban en ese piso .A veces se volvía loca buscando un vestido en el armario, hasta que aburrida desistía cansada de correr y volver a correr las perchas .Bueno lo tendré en el tinte o lo olvidaría en el ultimo viájese decía .A los pocos días sin venir a cuánto y sin buscarla la prenda aparecía.
Los ruidos por las noches .No podían ser polillas   , los muebles, el edificio entero eran todo nuevo. Lo achacaba al lavaplatos o la lavadora: Como, para aprovechar la tarifa nocturna los ponía de noche   , pues pensaba que cualquier ruido provenía de esos electrodomésticos en funcionamiento…
Las veces que habría jurado que se había dejado la cama deshecha al irse (era su connato de rebeldía no hacer la cama, contra el orden establecido), le gustaba ventilar la habitación)  ,y encontrársela hecha con las sabanas y la colcha impolutamente estiradas ,sin una arruga…
También le parecía extraño que las galletas se acabaran antes de lo que ella preveía  o que no quedará  ya café en la cafetera  recién hecha y ese polvo que a veces cubría el suelo en un rastro efímero  purpurina…
A veces había libros fuera de su lugar habitual en la estantería y cosas que misteriosamente desaparecían   , como un alfabeto árabe que tenia escrito en un imán del frigorífico   , o  las joyas, sobre todo las sortijas que nunca aprecian donde ella creía que debían estar.
Y esa sensación de que alguien muy dulcemente le acariciaba ,el dorso de una mano , la mejilla y bajaba hasta el mentón o la besaba en la frente o el cuello, mientras dormía. ¡Ah y aquel cabello rubio rizado que  encontró una mañana sobre su almohada!

Comenzaba a tener la sospecha de que, en aquel apartamento, no vivía sola   …


No hay comentarios:

Publicar un comentario